LA SEXUALIDADA COMO CAUSA DE CONTAMINACION
Por: Magaly Chávarry Arias
La ambivalente de lo sagrado no es únicamente de orden psicológico (en cuanto atrae o repele), sino que obedece también a un orden de valores: lo sagrado es al mismo tiempo “sagrado” y “profano”.
Esta aseveración resultaría menos paradójica si pudiera significar que nuestra idea de la santidad se ha vuelto muy especializada, y que en algunas culturas primitivas lo sagrado consiste en una idea muy general que en poco difiere de la prohibición. En este sentido, el universo se divide en ciertas cosas y acciones que están sometidas a restricción y en otras que no lo están: entre las restricciones, unas están destinadas a proteger a la divinidad contra la profanación, y otras a proteger lo profano contra la intrusión peligrosa de la divinidad. Las reglas sagradas son, por lo tanto, meras reglas que ponen coto a la divinidad, y la impureza es el peligro de doble sentido que implica el contacto con la divinidad.
En el Antiguo Testamento nos encontramos con que la bendición es el origen de todas las cosas buenas, y que la privación de la bendición es el origen de todos los peligros. La bendición de Dios hace posible un país para que vivan los hombres. La Obra de Dios, por medio de la bendición, es esencialmente la creación del orden, gracias al cual prosperan los negocios humanos.
El rito reconoce la potencia del desorden, En el Desorden la de la mente, en los sueños, en el desmayo y el frenesí, el rito espera descubrir poderes y verdades que o pueden alcanzarse por el esfuerzo consciente. La energía de mando y los poderes especiales de curación los poseen aquellos que son capaces de abandonar el control racional durante algún tiempo. El rito reconoce la potencia del desorden. En el desorden de la mente, en los sueños, en el desmayo y el frenesí, el rito espera descubrir poderes y verdades que o pueden alcanzarse por el esfuerzo consciente. La energía de mando y los poderes especiales de curación los poseen aquellos que son capaces de abandonar el control racional durante algún tiempo. Parece ser que si una persona no encuentra lugar en el sistema social y es por lo tanto un ser marginal, toda precaución contra el peligro debe proceder de los demás, esta persona no tiene no tiene la culpa de su situación anormal. En general, este es el modo en que nosotros consideramos a los seres marginales, dentro de un contexto que no es ritual sino secular. Los peritos sociales, en nuestra sociedad, que se ocupan de la suerte de los expresidiarios, comprueban la dificultad de asegurarles empleos fijos, debido a la actitud general de la sociedad. Así hombre que ha pasado algún tiempo “dentro “se le coloca permanentemente “fuera” del sistema social ordinario. Si no existe algún tiro de asimilación que pueda asignarle definitivamente un nuevo puesto, permanece al margen, junto con otras personas a quienes de modo similar se atribuye irresponsabilidad, resistencia a la enseñanza y todas las actitudes sociales equivocadas.
UN SISTEMA QUEBRADO Y RENOVADO
Cada cultura dispone de sus propios conceptos de suciedad y profanación que se oponen a sus conceptos de una estructura positiva que no debe ser rechazada.
Debemos entonces preguntarnos porque la suciedad, que normalmente es destructora, se vuelve a veces instrumento de creación.
Primero, notamos que no todas las cosas impuras se usan de modo constructivo en el rito. No basta que algo sea impuro para que se lo considere como potencia para el bien. El incesto es causa de contaminación entre los bushong, pero un acto de incesto ritual forma parte de la consagración de su rey y el proclama ser la hez de la nación: “moi, ordure, nye”. Aunque sólo sean individuos específicos en ocasiones, especificas quienes pueden romper las reglas, sigue siendo importante, preguntarnos porque estos contactos peligros so se requiere con frecuencia en los ritos.
Una de las respuestas se basa en la naturaleza misma de la suciedad. La otra, en la naturaleza de determinados problemas metafísicos y de cierto género de reflexiones que exigen expresión.
Consideremos en primer lugar la suciedad, En el transcurso de cualquier imposición de orden, ya sea en la mente o en el mundo exterior, la actitud de rechazo hacia fragmentos y pedazos atraviesa dos etapas. Primero se hallan manifiestamente fuera de lugar, constituyen una amenaza contra el orden justo, y por ende se consideran reprensibles y enérgicamente se expulsan. En esta etapa poseen cierto grado de identidad: se consideran como los fragmentos indeseables de la cosa de que proceden, pelo comida o envoltorios. Es les la etapa en la que pueden ser peligrosos: su semi-identidad sigue adherida a ellos y la claridad de la escena en la que se entrometen se deteriora en razón de su presencia. Pero un largo proceso de pulverización, de disolución y de podredumbre espera a cualquier cosa física que haya sido reconocida como suciedad. Finalmente, pierden toda identidad. La suciedad es absolutamente indiferenciada. Así se cumple un ciclo. La suciedad se originó gracias a la actividad diferenciadora de la mente, era un producto secundario de la creación del orden.
En lo que respecta a la pureza sexual es evidente que si esta implica que no hay contacto entre los sexos, no solo es una negación del sexo, sino que ha de ser literalmente estéril. Igualmente implica una contradicción./ Desear que todas las mujeres sean castas en todo momento contraría otros deseos y si se obedeciera con coherencia llevaría a desventuras del genero que padecen los hombres mae enga.
Hay muchos ejemplos de cómo la búsqueda de la pureza crea problemas y algunas soluciones muy singulares. Una solución reside en disfrutar de la pureza en segunda instancia. Algo así como una satisfacción subsidiaria formó la aureola, sin duda alguna, del respeto hacia la virginidad en el cristianismo primitivo, y añade sabor a la vida de los brahmmanes nanburi cuando encierran a sus hermanas y realza el prestigio de los brahmanes entre la castas inferiores en general. En algunas jefaturas, los pende del Kasai esperan que su s jefes practiquen la continencia sexual. Es este modo, un solo hombre conserva el bienestar de la jefatura a favor de sus súbditos polígamos. Para garantizar que el jefe no cometa ningún desliz, el cual ara ser aceptado ha tenido que entra a en la madurez sus subsidios le colocan el pene en un estuche para el resto de su vida. (de Sousberghe).
Si seleccionamos, entre todos los aspectos del cuerpo, unos cuantos aspectos que no causan ofensa, hemos de disponernos a sufrir por esta distorsión. El cuerpo no es una jarra levemente porosa. Por cambiar de metáfora, digamos que un jardín no es un tapiz; si se le quitan todas las malas hierbas, el suelo se empobrece. De algún modo el jardinero ha de preservar la fertilidad devolviendo lo que ha retirado. El tipo especial de tratamiento que algunas religiones conceden a las anomalías y a las abominación con objeto de volverías potencialmente buenas puede compararse con la transformación en abono de las malas hierbas y restos del césped.
Este es el esquema de la respuesta de porque las contaminaciones se emplean con frecuencia en los ritos de renovación. Cada vez que una estricta norma de pureza se imponen en nuestras vidas, o bien resulta incómoda en grado sumo, o bien lleva a la contradicción si se la obedece al pie de la letra, o bien termina en hipocresía. Lo que se niega no por ello se suprime. El resto de la vida, que no se ajusta exactamente a las categorías aceptadas, sigue allí y reclama la atención. El cuerpo, tal como hemos tratado de demostrar, ofrece un esquema básico para todo simbolismo. Apenas si hay contaminación que no tenga alguna referencia primordial de origen fisiológico. Como la vida se encuentra en el cuerpo, este no puede rechazarse de modo absoluto
COMENTARIO.
De acuerdo a la hipótesis planteada en mi investigación ¿ Existe relación significativa entre la clasificación de la violación sexual y los rasgos de personalidad en internos sentenciado recluidos en el Establecimiento Penal de Régimen Cerrado Ordinario Lurigancho, por el delito contra el honor sexual? He tratado de extraer pasajes importantes contenidos con respecto al libro Pureza y Peligro “Un Análisis de Concepto de contaminación y Tabú escrito por Mary Douglas, de acuerdo a mi hipótesis planteada. Puedo decir que reconozco que me ha permitido ampliar el panorama de mi investigación, es decir no solo ver el problema desde un punto de vista psicológico (individual) como es el caso de la violación sexual propuesta en mi investigación.