“El Negro Valle No El Negro La Valle”
En mi primer día me encontraba en el tópico del Establecimiento Penitenciario del Callao más conocido como “La Sarita”, estaba ya instalada en un ambiente muy pequeño que fungía de oficina para atender a los pacientes, frente a mi tenía como panorama las habitaciones de los pacientes hospitalizados, los pacientes geriátricos, los pacientes con TBC en primera fase, los pacientes hospitalizados por dolencias distintas entre otros por algunos “favorcillos” que le hacen.
En eso que estaba reconociendo el ambiente a trabajar, se me acerco un hombre de tex morena, de un metro 70 aproximadamente, con mucha dificultad se transporta en su silla de ruedas; se coloco en la puerta de la oficina lo note algo inseguro, miraba de un lado a otro, tomo aire y decide ingresar a la oficinita, una vez dentro se mostra, más sereno pero no dejaba de mirar de reojo de un lado a otro, apenas me pudo dar sus datos porque su mirada era vaga se desconcentraba y se angustiaba, inmediatamente pensé que era un paciente psiquiátrico o un psicótico o en fin que algúna dolencias psíquica tenia; se presento muy locuazmente y me dice soy Víctor Manuel Valle Gonzales más conocido como el “Negro Valle” y me aclaraba que no era “El Negro La Valle”; de 62 años cumplidos, es oriundo de Chincha, que se dedicaba a trabajar como chofer; mientras me hablaba miraba de un lado a otro como si alguien lo iba a atacar así es que la entrevista no fue tan fluida como hubiese querido pero fue el comienzo de iniciar a trabajar directamente con estos tipos de pacientes presos; personalmente puedo decir que me encontraba adaptándome nuevamente al ritmo de la vida profesional penitenciaria, fue muy breve mi entrevista, es mas solo me conto que tenía 32 años de vida en el penal, 7 años en el Hospital Psiquiátrico Larco Herrera, pero a que actualmente se encontraba “Libre” a pesar que estaba recluido en “La Sarita”, su salida, no procedía porque debía cancelar 300 nuevos soles, y luego se retiro porque asumimos un compromiso de ir trabajando conjuntamente poco a poco, así es que se retiro.
Al terminar el día ya había entrevistando a diez pacientes internos que se encontraban hospitalizado que se encontraban recluidos en la clínica por diversas dolencias ya sea por problemas de diabetes, tiroides, lesiones, geriátricos, en fin lo curioso de ese día que todos los internos a quienes entreviste solo me contaron historias ingenuas, inocentes; sentí que era lógico que sucediera esta muestra personalidad en ellos, total era un rostro nuevo para ellos y al parecer pensaron que no tenía experiencia profesional penitenciaria.